martes, junio 21, 2005

Capítulo 2

Llevaba ya un rato buscando a su perro y comenzaba a sentirse cansada, y una brisa suave comenzó a traer oscuros nubarrones desde el este, que no podían traer otra cosa que no fuese tormenta. Ante la amenaza de la tormenta y su agotamiento, decidió volver a casa. Una vez repuesta y después de haberle pedido ayuda a sus padres, volvería a buscar a Snoopy.

Se sentía mal por haber dejado allí a su perrito. Sentía una gran frustración por no haber sido capaz de encontrarle, pero qué más podría haber hecho allí sola. Qué iba a hacer una chica de quince años en la zona obscura, rodeada de peligros. Nada, no pudo hacer más de lo que hizo. Ahora con la ayuda de sus padres sería distinto, tal vez se uniera más gente en la búsqueda, aunque lo dudaba mucho, pues casi todos tenían miedo de acercase a la zona obscura y mucho más de adentrarse en ella.

Mientras tanto, en la zona obscura, Snoopy se había detenido. Una sensación extraña le había hecho salir corriendo. ¿El miedo? ¿La intuición? Sabía que algo de una maldad sin medida estaba apunto de suceder. Miró a un lado y a otro de la obscura calle en la que se encontraba, situada en lo más profundo de la zona obscura. Estaba calmado, pues presentía que por ahora estaba lejos de aquello que lo había hecho huir. Estaba triste por haber dejado a su dueña. Lo pensó y se dio cuenta que era lo mejor, que en estos tiempos de aciaga maldad era mejor que ambos estuvieran solos. "Espero que no me busquen", pensó.

Se tumbó en el suelo helado de la calle. Se acurrucó entre las bolsas de basura que, aunque su hedor le hacía imposible conciliar el sueño, al menos, le daba calor. Al poco tiempo, vio algo que le impresionó profundamente. A pesar de que había estado guardando el secreto durante mucho tiempo, decidió que era el momento de hablar. Preguntó: ¿Quién eres?

- Querido Snoopy, no tengas miedo, no temas por mi aspecto, no voy a hacerte daño –contestó la criatura que se encontraba frente a él.
- ¿Quién eres? –volvió a preguntar.

Snoopy estaba sorprendido de sí mismo, pues no sentía ningún miedo ante la presencia de aquella horrenda figura. Sentía que no le iba a causar daño, es más, incluso su presencia había infundido en él cierto confort interno. Este ser le inspiraba confianza, parecía como si ya le conociera, le resultaba familiar, pero no imaginaba por qué. Desde cachorro había vivido con María en la zona luminosa; nunca había visto monstruos ni nada parecido, aunque sabía que existían. Muchos interrogantes cruzaban su cabeza, qué le había llevado a adentrarse esa noche en la zona obscura, ¿tenía este ser algo que ver con ello? Sus pensamientos fueron interrumpidos, la criatura habló de nuevo.

Mientras tanto, en la zona luminosa, María hablaba airada con sus padres y su hermano que rehusaban ir a buscar a Snoopy. Argumentaban que ya era demasiado tarde para buscarlo, que seguro que ya estaría muerto o algo peor; convertido en una de las extrañas especies que poblaban la zona obscura.

Realmente, no eran capaces de sospechar hasta qué punto su querida mascota Snoopy iba a jugar un papel crucial en la vida de ellos. Él los salvaría de una muerte segura. Pero supongo que es demasiado pronto para adelantar tal información.

María, en su cuarto, lloraba desconsolada por su pobre mascota. ¿Qué le habría ocurrido? ¿Estaría a salvo? En el fondo, pensaba que su perro era un ser débil. Nada más lejos de la realidad. Snoopy sería el ser más fuerte de la ciudad y, quizás, del mundo en poco tiempo.



Capítulo 3

...

1 comentario:

  1. -¿Quién soy? Es una buena pregunta, que no debo responder, pues así lo requieren los hados.
    Snoopy asistía atónito a la negativa de rebelar su identidad de aquel extraño personaje.
    -He de llevarte a un sitio seguro -dijo la criatura.
    Snoopy no dijo nada y le siguió ciegamente, había algo que le hacía confiar en el extraño personaje al que ahora seguía por la zona obscura.

    ---

    A la mañana siguiente María se reunió con su pandilla de amigos. Les había enviado un sms a todos con la contraseña secreta que significaba "reunión urgente". Era un código que usaban entre ellos para comunicarse de manera que nadie más pudiera saber qué decía el mensaje. Antes de dormirse había concluído que la mejor solución era la de pedir ayuda a sus mejores amigos, estos no la defraudarían. Se sentía esperanzada, aunque sólo fueran unos adolescentes seguro que eran más valientes que los llamados "adultos". No comprendía cómo sus padres podían haberse rendido tan pronto, qué cobardes, todavía se sentía dolida por su actitud. Pero no importaba, con la ayuda de sus amigos entrarían en la zona obscura para buscar a Snoopy, estaba segura que lo encontrarían.

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